miércoles, 27 de enero de 2010

¿Realmente Jesús sudó sangre?




Por: Richard Torres
En algunos países de Latinoamérica se han registrado casos de personas quienes expulsan sangre por los poros de su piel. Constantemente y sin dolor alguno, sus rostros, sus manos o cualquier otra parte de su cuerpo se ve impregnada con su propia sangre. Esta rara y al vez dramática enfermedad es conocida por médicos expertos como hematohidrósis .La hematohidrósis es una anomalía en la cual los vasos sanguíneos se contraen y se dilatan hasta el punto de ruptura, produciendo así hemorragias en la capa de la epidermis más cercanas a las glándulas sudoríparas. De esta manera , la sangre se mezcla con el sudor, y cuando la persona suda, no emana sólo sudor sino también sangre .

El director del banco de sangre de la secretaría de salud pública de República Dominicana, Sócrates Sosa, opina: “Cuando una persona sufre de hematohidrósis tiende a sangrar como si fuera sudor, lo que no está ligado a una alteración hematológica pura o trastorno de coagulación sino de los vasos sanguíneos”.

En la Biblia, hubo un personaje quien padeció, por momentos esta anomalía. Se trata, nada más y nada menos, que de el cordero de Dios , el Rey de reyes , el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir. Sí , nuestro Señor Jesucristo.
“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).
Jesús estaba a punto de ser entregado. Él sabía por todo lo que debía pasar: humillaciones, que le escupieran el rostro, que lo golpearan, que le colocaran una corona de espinas, que lo flagelaran y lo crucificaran. En resumidas, él sabía que había de ser torturado, molido, y que esto, obviamente le haría experimentar, en carne viva, el mayor dolor en la historia de la humanidad.
La ciencia médica afirma que cuando una persona sufre una tensión extrema, una gran angustia o un temor muy grande, pueden romperse (como expliqué anteriormente) las finísimas venas capilares que se ubican bajo las glándulas sudoríparas, la sangre se mezcla con el sudor y aflora sobre la piel.
No cabe duda de que esto fue lo que le sucedió a nuestro Señor, pues estaba en gran angustia a causa de la misión que debía cumplir: salvar a la humanidad.

SÓLO LUCAS LO RELATA
Aunque hay otros tres escritores quienes narraron la vida de Jesús, el evangelista Lucas es el único en relatar esta historia. Esto se debe a que la Biblia posee autoría divina y literatura humana. La Biblia fue inspirada por el Espíritu de Dios para que registre la revelación de Dios con respecto a sus criaturas. Sin embargo, esto lo hace mediante el uso de los estilos de escritura y personalidad del autor humano. Es por eso que en el evangelio de Mateo, por ejemplo, encontramos diversas parábolas relacionadas al dinero, el área que dominaba con facilidad el ex publicano. En el caso de Lucas, estamos hablando de un médico . Posiblemente, mientras Mateo, Marcos y Juan sólo veían a Jesús en agonía, Lucas podía ir un poco más allá en su visión como médico, observando la reacción que experimentaba el cuerpo de Jesús ante esa agonía.